Con la edad, nuestro cerebro va cambiando y es normal que algunas funciones, como la memoria, sufran un cierto grado de deterioro. El problema es que algunas condiciones neurodegenerativas muy graves también se caracterizan, sobre todo en sus primeras etapas, por problemas de esta naturaleza; por ello, es fundamental saber distinguir el proceso normal del patológico para poder abordar este último si se estuviese produciendo.

Lo habitual con la edad

Como señalan los psicólogos Oliver Baumann y Cindy Jones en el medio The Conversation, nuestro sistema de memoria está construido de un modo en el que un cierto grado de olvidos es normal. Y esto no es un fallo, sino un rasgo; mantener recuerdos supone un esfuerzo para el metabolismo y ralentiza la recuperación de esa información cuando es necesaria, por lo que nuestro cerebro ha evolucionado para economizar en este sentido.

Y esto significa que no siempre somos nosotros los que escogemos qué información merece ser recordada. Por ejemplo, nuestro cerebro suele preferir retener información social, como un cotilleo en nuestro lugar de trabajo, y descartar información abstracta (como un número de teléfono).

Sin embargo, el criterio clave para determinar cuando la pérdida de memoria constituye en problema significativo es que interfiera de manera importante en la vida diaria.

 » Leer más