Entre el año y el año y medio de edad los niños empiezan a realizar sus primeros garabatos. Aunque a los padres les encantan esas primeras manifestaciones artísticas y pueden llegar a decorar la nevera o algún que otro rincón de la casa con ellos pocos saben realmente de la importancia que van a tener en su desarrollo y aprendizaje futuro.

Pero, ¿por qué son cruciales en la vida de los pequeños estos trazos tan simples y básicos? Pues porque surgen en un periodo (los primeros tres o cuatro años del niño) que será determinante en su evolución posterior durante la etapa escolar. Con ellos comienzan a desarrollar su creatividad, a expresar lo que sienten, a fomentar su autonomía, y adquirirán también una habilidad previa a la escritura.

Además, entre ese primer año de edad y los tres o cuatro los garabatos evolucionan (no olvidemos que son el paso previo a la etapa del dibujo preesquemático) y pasan por tres fases que se denominan: garabatos descontrolados, garabatos controlados y garabatos con nombre. Las descubrimos a continuación:

Esta primera etapa del garabateo se caracteriza por:

– El niño realiza garabatos desordenados o descontrolados. Se trata de una mera descarga motora y una etapa de familiarización con el medio, con trazos sin ningún orden ni sentido.

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