Cuando en 1977 el genial Woody Allen se adentró en los entresijos del auge y la caída de las parejas en Annie Hall, el protagonista de su película, Alvy Singer, resumía en un soberbio monólogo final el sinsentido de las relaciones: «Pensé en aquel viejo chiste. Un tipo va al psiquiatra y dice: – Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina. Y el doctor dice: – Intérnelo. El tipo responde: – Lo haría pero necesito los huevos… Bueno, supongo que eso es lo que pienso sobre las relaciones, son completamente irracionales, locas y absurdas… pero insistimos con ellas porque la mayoría necesitamos los huevos».

Bajo aquel alter ego, Allen y su compañera, la actriz Diane Keaton, mostraron al mundo que era posible acabar una relación sin traumas. Sin embargo, más allá de lo meramente cinematográfico, tomar la decisión de dejar a una pareja es uno de los momentos más delicados para cualquier ser humano. Un trance difícil, que dolerá a ambas partes (aunque de forma distinta) y que nos dejará anímicamente mal durante una temporada más o menos larga, de la que habrá que aprender a recuperarse.

Antes de dar este decisivo paso (que generalmente no va a tener vuelta atrás) conviene, según los expertos, platearse una serie de preguntas fundamentales: ¿Estoy realmente enamorado o convivo en pareja para no estar solo? ¿Me siento correspondido? ¿Me he cansado de poner de mi parte? ¿Lo que tengo es realmente lo que quiero? ¿Le doy lo que necesita a mi pareja? ¿Se ha apagado la llama del amor? ¿Me he enamorado de otra persona? Si una o más respuestas confirman que no merece la pena seguir adelante con esa relación, entonces ha llegado el momento de decir se fini.

Ahora bien, ¿es posible romper sin hacerle daño a la que hasta ahora era nuestra pareja? El dolor es inevitable -salvo que la otra persona haya pensado lo mismo y nos hayamos adelantado en dejarla- pero en mayor o menor grado surgirá. Al fin y al cabo es con esa pareja con quien hemos compartido enamoramiento, amor, vida en común, tiempo, experiencias… y romper con todo ello será triste y desgarrador. Sin embargo, según los especialistas, sí tenemos en nuestra mano varias herramientas para hacer que el proceso de ruptura sea más llevadero, sobre todo,

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