Suena el despertador, me levanto y nada más poner el pie en el suelo siento que hoy no va a ser un buen día. Miro las noticias y sigue la película de ciencia ficción: cuarentena, hospitales llenos, toneladas de incertidumbre. Sin darme cuenta se apodera de mi una pesadez sin nombre y siento que no tengo fuerzas para empezar, mi pareja tampoco parece estar mejor….¿Te suena este escenario o una versión del mismo?

Cuando esto o algo similar ocurre, las emociones se han adueñado de nosotros. Si de normal ya es un reto gestionar las propias emociones, durante la cuarentena y en medio de esta crisis colectiva las emociones mal gestionadas se pueden convertir en graves factores de desequilibrio, contribuyendo a empeorar nuestro estado interno y relaciones. Por esta razón el escenario actual es una oportunidad para familiarizarse con las propias emociones, aprender a canalizar su energía y a utilizar la inteligencia que contienen.

Las emociones son energía que nos mueve. Sin embargo no viajan solas, sino que vienen apareadas con información en forma de pensamientos conscientes o inconscientes. La suma de energía e información contiene una llamada a la acción.

Para gestionar bien las emociones en lugar de que ellas se apoderen de nosotros es necesario procesarlas por completo. Te propongo un proceso para hacerlo.

Empieza por darte cuenta de tu estado emocional. Pregúntate sobre aquello que sientes. ¿Contiene tristeza, alegría, enfadado, miedo o asco? Todas las emociones son variantes y combinaciones de estas cinco emociones básicas. La ausencia de educación emocional durante nuestra infancia explica que a menudo nos resulte difícil detectar aquello que sentimos. Si este es tu caso, date tiempo y espacio para entrar en contacto con tus emociones.

Una vez detectada la emoción pregúntate sobre el pensamiento asociado a la misma. Por ejemplo, me siento triste y el pensamiento asociado es que tengo un familiar en el hospital con corona virus, me preocupa su salud y su situación de soledad. O tengo miedo y el pensamiento asociado a esta emoción es que mis familiares o yo misma podamos enfermar. Detectar el pensamiento asociado a la emoción resulta como encajar una pieza de un puzle. Nos ayuda a percibir nuestro paisaje interior de forma más nítida e inicia el camino hacia una mayor aceptación.

El paso siguiente consiste en darte permiso para sentir la emoción-pensamiento plenamente.

 » Más información en 20minutos.es