¡Más gasto!, ¡más médicos!, se reclama para hacer frente a la crisis de la atención primaria. Pero los problemas por los que atraviesa la atención primaria del Sistema Nacional de Salud, así como los de las urgencias, las listas de espera, etcétera, son los síntomas de agotamiento de un sistema anclado en su diseño de 1986, agravados por los recortes. Centrar el foco en la “crisis” de la atención primaria, en lugar de sobre el sistema sanitario, es mirar al dedo en lugar de a la luna que señala. El sistema sanitario se debe rediseñar desde la evidencia y la tecnología actuales, así como desde el análisis de las actuales necesidades y demandas de la población, todos ellos muy diferentes de los de 1986. Una vez diseñadas las reformas necesarias para aumentar la calidad y eficiencia del sistema sanitario público es probable que se requieran más recursos, que deberían dirigirse a promover los cambios precisos.

Javier Elola. Madrid

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