Alec Ingram, un joven de 14 años de Misuri, Estados Unidos, murió el pasado 7 de noviembre después de cuatro años siendo tratado de un cáncer. Su último deseo, que una procesión de autos deportivos acompañase su féretro, se convirtió en realidad el pasado domingo, cuando más de 2.100 coches y 70 motocicletas provenientes de diferentes estados del país, incluidos California, Florida y Nueva York, guiaron el cuerpo del adolescente hasta el lugar elegido para su entierro.

La procesión fue coordinada por Sydeny’s Soldiers Always, una organización que trata de cumplir los deseos de niños que padecen enfermedades terminales. “Me da mucha paz saber cuán amado fue y siempre será nuestro dulce niño», se despidió la madre del adolescente, Jenny Ingram, en una entrevista a la cadena CNN

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