La señal más reconocida de que el parto es inminente es lo que se conoce como ‘romper aguas’, que no es otra cosa que la rotura de la bolsa amniótica que rodea al bebé en el útero y el derramamiento del líquido en el que este se encontraba hasta ese momento.

Con todo, en casos excepcionales, es posible ponerse de parto sin que se dé este fenómeno.

De hecho, no es raro que el primer anuncio del parto no sea la rotura de aguas sino la aparición de contracciones de parto, que son dolorosas (a diferencia de las ‘contracciones falsas’ o de Braxton Hicks) y se producen por periodos regulares de tiempo y en frecuencias más o menos constantes.

Esto no quiere decir que no se vaya a producir la rotura de la bolsa, sino que lo más probable es que esta se produzca pasado un rato. En cualquier caso, no es necesario esperar a romper aguas para acudir al hospital, sino que deberíamos ir cuando sintamos contracciones cada 15 minutos durante al menos dos horas.

Por contra, hay ocasiones en las que realmente no se produce esta rotura de la bolsa de manera natural. En estos casos, existen dos opciones: practicar una amniotomía (un procedimiento en el que el médico rompe la bolsa de manera artificial e intencionada) o de manera extremadamente rara que se produzca un parto velado (en el que el bebé nace envuelto en el saco amniótico intacto).

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