Poco conocido para el gran público el trastorno de apego reactivo, también llamado RAD por sus siglas en inglés (reactive attachment disorder) pertenece al grupo de los llamados trastornos relacionados con el trauma y el estrés, que incluyen también el trastorno por estrés postraumático (TEPT) y el trastorno por estrés agudo.

Mientras el TEPT y el trastorno por estrés agudo se caracterizan por un conjunto de cambios adversos cognitivos, de comportamiento y emocionales que ocurren después de la experiencia de uno o más eventos traumáticos; el RAD tiene unas señas de identidad diferentes: se diagnostica solo en niños y se caracteriza por conductas inhibidas y emocionalmente retraídas hacia los cuidadores del niño.

Es importante dejar claro que el RAD es un trastorno psiquiátrico sumamente raro que afecta a menos del 1% de los niños, sin embargo esta incidencia se incrementa significativamente (hasta el 40%) entre los niños que han sufrido un abandono extremo o que han vivido en instituciones de acogida.

Por tanto, el trastorno de apego reactivo es mucho más común entre niños que han recibido muy poca atención, que no han visto satisfechas sus necesidades emocionales básicas de comodidad, estimulación y afecto por parte de los adultos cuidadores, que han cambiado en repetidas ocasiones de cuidadores (como pueden ser los niños que viven en casas de acogida) o que han sido criados en entornos inusuales como los orfanatos.

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