El coronavirus ha hecho acto de presencia en el sur de Italia, cuyos habitantes se habían librado hasta el momento de esta epidemia que se ha concentrado en las ricas regiones norteñas de Lombardía y Véneto, donde ha provocado 7 muertes. Entre los nuevos contagios registrados en el país, que suma ya 283, hay uno en Palermo. Se trata de una turista proveniente de la ciudad lombarda de Bérgamo que se encuentra desde ayer ingresada en régimen de aislamiento en un hospital de la capital siciliana.

Según explicó el presidente regional de Sicilia, Nello Musumeci, la mujer está «plenamente consciente» y no presenta síntomas particularmente graves. Las autoridades sanitarias decidieron poner en cuarentena al grupo de amigos que acompañaban a esta nueva paciente y a las personas que han tenido contacto directo con ellos. Otro de los nuevos contagios registrados en las últimas horas es el de un empresario sexagenario de Florencia que, a su regreso tras un viaje a Singapur, dio positivo en un examen de coronavirus, por lo que se encuentra ingresado en un hospital florentino.

«Situacion límite»

La epidemia ya ha provocado las primeras fricciones entre las autoridades políticas italianas. El primer ministro, Giuseppe Conte, se mostró anoche dispuesto a suprimir las competencias de Sanidad que tienen las regiones si no se mejora la coordinación para atajar la epidemia. «Es una idea inaceptable e incluso ofensiva», le respondió el presidente de Lombardía, Attilio Fontana, que consideró que la amenaza de Conte podría responder al cansancio o la presión por el momento.

El jefe del Gobierno de Roma señaló implícitamente a los responsables sanitarios lombardos al denunciar que en el origen de uno de los focos del coronavirus estaban lolos errores cometidos «en un hospital» donde no se siguieron de manera adecuada los protocolos de seguridad. Aunque no lo dijo abiertamente era evidente que se refería al de Codogno, la localidad epicentro de la epidemia en Lombardía.

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