Las farmacias y los supermercados se han convertido en dos de los escasos lugares abiertos en el país. Desde el comienzo de la crisis sanitaria, los profesionales de las 87.000 farmacias distribuidas por el país han explicado a los ciudadanos los pormenores del COVID-19, dando confianza y tranquilidad a los ciudadanos. «Somos la primera puerta al sistema sanitario», recuerda Jesús Aguilar, presidente de los colegios de farmacéuticos, que reconoce que el sector también se ha visto desbordado por las peticiones de productos. Desde hace semanas, es casi imposible comprar mascarillas en una farmacia.

-¿Cómo está la farmacia española después de varias semanas de crisis sanitaria?

-De extrema alarma. Nunca nos habíamos encontrado en una situación como esta. La presión asistencial por parte de los ciudadanos es muy importante porque están muy preocupados, como es lógico. Nuestro papel es tranquilizar a todos los ciudadanos, transmitir que sigan las recomendaciones de las autoridades sanitarias y que permanezcan en casa.

-El farmacéutico es una persona de confianza.

-Así nos ve la gente. Pero esta situación es muy complicada para la profesión, insisto. Si de forma habitual atendemos a 2,3 millones de personas, ahora el número se ha incrementado de manera importante. Somos la primera puerta de entrada al sistema sanitario. La inmensa mayoría de las ocasiones es el farmacéutico al que consultas, con confianza, todos los temas y en estos momentos también está ocurriendo. El trabajo es complicado pero también es la imagen que tenemos en la sociedad, de servicio público, y para la que hemos estudiado una carrera.

-¿Va en el trabajo?

-Se puede decir así. Los farmacéuticos somos unos sanitarios con un contacto tan íntimo con los ciudadanos que luego se nota. Cuando se hacen las encuestas, somos de los profesionales más reconocidos. Y estos días te demuestran más ese cariño porque les quitamos los miedos e incluso se enfadan con las medidas que no entienden.

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