Son las cinco de la tarde de un viernes y me encuentro en una sala de conferencias de la Clínica Baviera. El lugar está prácticamente vacío, y así permanecerá durante una media hora más, momento en el que entenderé por qué me preguntaron si asistiría sola o con niños. Entonces, el lugar se empieza a llenar de parejas con sus bebés, pero ninguno se sienta. Todos van directos a la mesa de la merienda, donde forman un corro que no parecen querer abandonar hasta que Lucía Galván Bertrand (más conocida como Lucía, mi pediatra) da un par de palmadas. «Esto es como en la guardería», dice mientras repite el gesto un par de veces.

Objetivo conseguido, todos toman asiento sin rechistar. Dos bebés en la fila de delante, otro par a mis costados y otros tantos a mi espalda. Estoy rodeada por un polvorín en potencia, pero ninguno llora ni hace un ruido excesivo… teniendo en cuenta lo pequeños que son. «Debe de ser buena hora, se habrán echado ya la siesta», pienso. La verdad es que los bebés no son mi especialidad; cambiar pañales, expulsar eructos y jugar al «cucú-tras» son experiencias marcianas para mí. Pronto me doy cuenta de que quienes me rodean también están aprendiendo sobre el tema. Empieza la charla en la que Lucía y Carlos Laria, director de la Unidad de Oftalmología Pediátrica de la Clínica Baviera y vicepresidente de la Asociación Española de Oftalmología Infantil, aclararán seis dudas comunes sobre la salud ocular de los más pequeños.

Por qué parece que tiene un ojo torcido

Es sorprendente la cantidad de preguntas que unos padres inexpertos pueden tener sobre los ojos de un bebé. Algunas son bastante rocambolescas, para ser sincera. Por ejemplo, al parecer es bastante común que piensen que sus hijos son bizcos y, según indica la pediatra, es motivo de alarma para muchos. Pero resulta que el hecho de no ver bien durante los primeros meses de vida hace que les cueste enfocar, y como a esto se le suma que «el tabique nasal no está formado y es más chato,

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