Desde hace unas semanas la vida difiere mucho a la que existía antes del Estado de Alarma. No estamos siguiendo las rutinas habituales, la exposición a la luz solar se ha visto reducida, abusamos más del uso de las pantallas, la ansiedad y el estrés han hecho acto de presencia y los ritmos vitales, en definitiva, se han trastocado por completo.

Todo ello puede tener un impacto negativo en la calidad del sueño y el número de horas que se duerme. El doctor Oscar Larrosa, especialista en sueño, nos aporta algunos consejos para que el descanso se resienta lo menos posible durante estos días de confinamiento.

¿Cómo puede afectar el confinamiento así como la situación excepcional que estamos viviendo a nuestro sueño?

Puede afectar de dos formas. La primera es que nos afecte por el nerviosismo, la ansiedad, el miedo o el pánico que puede generarse por la situación sanitaria, por el virus, por el tema económico, por lo que va a pasar, por cómo afecta a cada uno… Eso crea una situación de ansiedad y de cierta alteración del estado de ánimo. Y una de las primeras cosas que sufren en esta situaciones es la calidad del sueño: cuesta más dormir, uno se puede despertar varias veces por la ansiedad y si el ánimo está muy alterado incluso podemos despertar de madrugada y ya no volver a dormirnos por darle vueltas a la cabeza.

La segunda parte sería el confinamiento. La situación de confinamiento altera todos los sincronizadores de nuestro ritmo biológico, todos los estímulos para descansar y para dormir que puede ser la luz y la oscuridad, la actividad y el descanso, el ritmo de comidas… Si lo alteramos mucho el sueño puede sufrir ya que estamos alterando todas las señales que se mandan al cuerpo, las secreciones hormonales que nos hacen dormir o estar despiertos. Y eso puede producir alteraciones del sueño.

¿Qué hábitos de higiene del sueño recomendaría durante estas semanas? ¿Cuán importante es mantener las rutinas previas a la cuarentena?

Puede no ser fácil. Depende de muchos factores: cómo sea de grande la familia, si hay o no hay niños, si son muchos o son pocos… Lo de mantener las rutinas es importante al menos en algunos aspectos. Por ejemplo, en horarios de levantarse y de acostarse hay que intentar que sean estables y se parezcan lo más posible a los que teníamos antes.

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