No es oro todo lo que reluce. Así como no todos los productos zero son sin azúcar. Esta denominación, que de ser exclusiva de los refrescos ha pasado a estar presente en las etiquetas de innumerables productos, también puede referirse a grasas, sal u otros elementos. Y confundir al consumidor, alerta la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). La asociación advierte de que el uso de este término está proliferando pese a no estar regulado, y señala que vincularlo a sustancias distintas al azúcar o a las calorías puede inducir a error. “Pero las marcas lo usan porque funciona como la palabra gratis: tiene un enorme poder de atracción”, asegura Pedro Rey, profesor del departamento de Economía y Finanzas de ESADE y editor en el blog Nada es Gratis.

Desde botes de mermelada a productos lácteos o cajas de palomitas, el término zero se ha hecho un hueco en las etiquetas de decenas de alimentos aludiendo a distintas características nutricionales. Por lo menos en la mayoría de los casos. En el marco de su campaña #NoCuela, dirigida a desmentir falsos rumores en materia de consumo, la OCU hasta ha detectado una bebida a base de café que emplea esta palabra para referirse a la temperatura a la que se sirve el producto: cero grados centígrados.

“Es un truco publicitario muy bueno porque todos ganan: la marca vende y el consumidor se siente menos culpable”, abunda Rey, quien subraya que este término, que triunfa ante un consumidor cada vez más preocupado por encontrar alternativas saludables, siempre aparece escrito con la z en lugar que con la c en una clarísima alusión al producto que lo hizo famoso: la Coca-Cola zero.

La multinacional estadounidense lanzó esta variante hace más de una década para atrapar al público masculino que no se sentía identificado con la versión light de la bebida, que tenía a las mujeres como objetivo de su campaña.

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