Uno de los pacientes cuya muerte el pasado 2 de enero en las Urgencias del hospital de Santiago está siendo investigada por la Fiscalía es un anciano frágil y pluripatológico que, según la denuncia, tuvo que aguardar dos horas y media en los pasillos con dolor y malestar general. Esta espera supone más del doble del máximo de una hora que le fue asignado cuando llegó por su nivel de gravedad, añade el escrito presentado ante el ministerio público.

“Tendría que habérsele adjudicado un espacio para que pudiera ser instalado, controlado por enfermería y que el médico de urgencias accediese a él en un periodo máximo de una hora”, relata el personal del centro. Sin embargo, no hubo ese espacio, según los denunciantes, porque la gerencia ignoró los requerimientos para que abriera estancias hospitalarias cerradas, una petición que le reiteraron varias veces los sanitarios que se afanaban aquel día en atender el aluvión de enfermos.

Pasillos del hospital el 2 de enero, en una imagen difundida por la asociación de pacientes.Pasillos del hospital el 2 de enero, en una imagen difundida por la asociación de pacientes.

Cuando por fin hubo sitio en un cubículo para que fuera asistido, el hombre entró en parada cardíaca y al tiempo falleció. Los trabajadores del hospital consideran que la historia de este anciano es la trágica consecuencia del empeño de la gerencia del centro en utilizar los pasillos para “almacenar” enfermos. Contra esta práctica que “obstaculiza” la asistencia médica, siempre según la denuncia ante la Fiscalía, la dirección que encabeza Eloína Núñez ha recibido en los últimos años cuatro requerimientos de la Inspección de Trabajo, el último de 2017. “La gerencia ha desatendido los requerimientos de la Inspección de Trabajo con respecto a la utilización indebida de los pasillos; y los ha desobedecido de forma sistemática y reiterada”, señala el personal en su escrito ante la justicia, en el que apunta la presunta comisión de un delito de prevaricación y otro de desobediencia.

La doctora Fátima Nercellas, la delegada sindical que firma la denuncia y que trabajaba aquel día en Urgencias, envió tres correos a la gerente y al consejero de Sanidad,

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