La alta sensibilidad es un rasgo que caracteriza a entre el 15 y el 20% de la población. Las personas que tienen esta característica son conocidas como PAS (personas de alta sensibilidad) y no tienen un trastorno o una enfermedad, sino unos rasgos que los hacen distintos y especiales a la mayoría de la población. Según APASE, la Asociación de Personas con Alta Sensibilidad de España se trata de un rasgo con el que se nace y que es hereditario, por lo que es normal en varias personas de la misma familia y tiene lugar porque el sistema neuro-sensorial está más desarrollado y recibe mucha más información sensorial que la media.

Este rasgo suele hacer dotar a las PAS de grandes capacidades, como una gran empatía o profundidad de pensamiento, pero también las hace más vulnerables a situaciones de estrés o a padecer ansiedad e incluso bullying, pues a menudo les cuesta encajar. Detectarlo en la infancia es, por tanto, muy importante, tanto para aprender a entenderlos y sacar el máximo potencial a sus capacidades como para poder ayudarles en situaciones complicadas.

La psicóloga norteamericana Dra. Elaine Aron fue quien, en 1995, definió por primera vez a las personas con alta sensibilidad. Según esta investigadora, hay cuatro rasgos principales que las definen:

Profundidad de procesamiento.

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