El realizador Carlos Marqués-Marcet lo retrató a la perfección en su debut cinematográfico 10.000 km. En esta película – con la que consiguió cinco biznagas en el Festival de Málaga de 2014- el director abordaba el tema de las relaciones a distancia en plena era de Internet, esa donde Facebook, las videollamadas y los ‘whatsapp’ nos aproximan (al menos virtualmente) por muy separados que estemos.

Los actores Natalia Tena (Juego de tronos) y David Verdaguer (Lo dejo cuando quiera, Verano 1993) daban vida a Alex y Sergi, una pareja consolidada que vive en Barcelona y se plantea la paternidad cuando una beca en Los Ángeles les pone a prueba para mantener su relación a flote durante un año a 10.000 kilómetros de distancia.

Desde la llegada del nuevo milenio la red ha propiciado que surjan romances entre personas que viven muy alejadas pero siempre han existido, además, aquellas parejas que por determinadas circunstancias – como por ejemplo motivos laborales, de estudios, buscarse la vida fuera del país de origen o el cuidado de algún familiar enfermo- han tenido que vivir separados durante temporadas. ¿Qué hacer para mantener la llama viva y también la confianza cuando a los amantes les separan los kilómetros?

Antes de embarcarse en una relación de pareja a distancia resulta imprescindible analizar si ambas partes la ven viable y se sienten con capacidad para afrontarla durante un tiempo más o menos largo. Las relaciones a distancia no son imposibles pero sí llevan inherentes una serie de dificultades que hace conveniente que la pareja hable y se ponga de acuerdo en varios aspectos. Algunos de los más importantes deberían ser:

– Valorar el tiempo que cada uno de los miembros de la pareja está dispuesto a esperar hasta que puedan estar físicamente juntos o, si por el contrario, la separación no es importante para ninguna de las dos partes.

– Establecer qué tipo de pareja se quiere tener en lo que respecta a la exclusividad y el compromiso. Esto ayudará a minimizar los celos y la desconfianza a causa del menor conocimiento y control de lo que hace el otro.

– Pactar el tipo y la frecuencia de la comunicación que tendrán en los periodos en los que estén distanciados y programar el calendario de encuentros que les gustaría tener para revitalizar los momentos de intimidad entre la pareja.

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