La organización no gubernamental Médicos sin Fronteras (MSF) ha suspendido sus actividades contra la epidemia de ébola en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) tras los dos ataques sufridos en dos de sus centros de tratamiento en los últimos días. En ambos casos personas armadas sin identificar penetraron a la fuerza en los centros e incendiaron vehículos y parte de las instalaciones. “Es una decisión muy dolorosa, pero no tenemos otra opción que suspender nuestras actividades hasta nueva orden”, aseguró Hugues Roberts, responsable de Emergencias de MSF. El país sufre el brote más letal que le ha afectado hasta ahora, y es el segundo más grave de toda la historia, después del que afectó a África occidental entre 2014 y 2016. 

El primer ataque se produjo el domingo pasado por la noche. Un grupo de hombres armados prendió fuego al centro de tratamiento de Katwa y MSF se vio obligada a evacuar a 10 pacientes, cuatro diagnosticados como enfermos de ébola y otros seis casos sospechosos, que fueron trasladados a otras instalaciones sanitarias. Un familiar de uno de los pacientes fue hallado muerto cerca del centro, supuestamente cuando trataba de huir. No era la primera vez que el personal médico sufría la hostilidad de la población. El pasado 19 de febrero un enfermero fue asesinado en Vuhovi, a 15 kilómetros de Katwa, por un grupo de personas.

Sin embargo, tres días más tarde volvía a ocurrir. De nuevo hombres armados lanzaban un ataque contra otro centro de tratamiento, en este caso en la ciudad de Butembo. Varias de las tiendas de campaña y algunos vehículos fueron incendiados y aunque las llamas pudieron ser controladas por el personal, los equipos médicos se vieron obligados a suspender de inmediato la atención de los enfermos. Uno de los policías que protegía las instalaciones falleció durante el ataque, según la prensa local. En ese momento había 57 pacientes en el interior de las dependencias, de los que 15 estaban confirmados como afectados por el ébola. Una treintena de casos sospechosos huyeron.

“Estamos muy tristes por estos ataques a nuestras instalaciones médicas que no solo ponen en peligro las vidas de nuestros equipos sino también a las personas más vulnerables,

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