Es bastante habitual encontrar moho en la comida, sobre todo en alimentos como el pan o la fruta. Aunque estar en contacto con moho, es decir, comer algún alimento con moho, no es una sensación agradable, tampoco es peligroso a no ser que tengamos alergia o el sistema inmune debilitado por algún motivo. En la mayoría de los casos, ni nos daremos cuenta o podemos tener molestias estomacales o intestinales. Aun así, la recomendación es evitar comer nada con moho y tirar los alimentos afectados enteros, ya sea una barra de pan o una fruta.

El motivo es que el moho que vemos son solo la punta del iceberg, la parte visible del hongo que el alimento puede contener y que se expande rápidamente por la comida a través de las invisibles hifas, especialmente en alimentos blandos o líquidos.

En algunas excepciones, como alimentos (como algunos embutidos, zanahorias…), se podría, retirar la parte afectada, más un centímetro de margen, y aprovechar el resto del producto.

¿Qué ocurre con el queso?

El queso requiere de un apartado propio, pues dependiendo del tipo y la consistencia de este es mejor tirarlo entero o podemos aprovechar parte. Si se trata de quesos blandos o frescos, no debemos dudarlo, hay que tirarlos siempre enteros.

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