Los expertos en consumo son claros. Según publica El Economista esta misma semana, durante los meses de crisis a causa del coronavirus en España se va a ver un desplome del 40-50% en el consumo no alimentario (mucho mas de lo que se perdió durante la última crisis que fue del 30-35%). En tiempos de recesión económica es también un buen momento para reflexionar si necesitamos realmente en nuestras vidas todo aquello que acumulamos ya sean objetos, ropa, relaciones personales e, incluso, pensamientos. De esto trata precisamente, Esencia minimalista (Kitsune Books), libro en el que Lucía Terol – mentora minimalista, organizadora profesional y creadora de la web Sencillez Plena– invita a descubrir y poner en práctica las bondades del minimalismo. Como ella misma dice en esta entrevista exclusiva con 20Minutos: “Es tiempo de revisión a todos los niveles tanto a nivel individual como colectivo”.

¿Cómo definiría el minimalismo?

Para mí el minimalismo no está tan relacionado con números o con cantidades sino simplemente con identificar aquello que nos aporta valor para priorizarlo y dejar ir lo que no lo tiene. Se trata de poner las piedras grandes primero. Si tenemos un tarro, metamos aquello más importante antes y después vayamos rellenando, asegurándonos que no se nos quedan fuera. Y esto lo aplico no solo a lo que tenemos, a nuestras casas, sino también a otros espacios como la agenda e, incluso, nuestros pensamientos.

‘Esencia minimalista’ surge tras una larga temporada viajando en que la que percibe que a pesar de tener varias carreras o un buen trabajo estos no acababan de llenarle. ¿Qué fue exactamente lo que le iluminó en ese momento para darse cuenta que quería cambiar de una manera tan radical?

No fue un hito o un momento concreto sino varios momentos. Mi primera entrada al minimalismo desde el tener fue a través de los viajes. Viajaba mucho a nivel personal gracias a los estudios y también a nivel profesional porque me especialicé en temas de educación internacional. Con ellos fui consciente de que igual me iba un año fuera y luego volvía a mi campamento base que estaba lleno de cosas que yo ni reconocía, ni recordaba y que, por supuesto, no necesitaba. Esto me hizo plantearme que había estado en sitios donde la gente vivía con muchas menos cosas y no parecían más infelices sino al contrario;

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