En los años 80 y 90 el éxito de Janet Jackson era global. Ganó todo tipo de premios, acumuló álbumes y ventas y el público esperaba sus canciones y actuaciones. En 1996 firmó con Virgin el que hasta entonces era el contrato discográfico más sustancioso de la historia, más de 70 millones de euros, una cifra que llegó a superar lo que ganaba su hermano Michael Jackson en aquel momento, cuando ya era una mega estrella. 

En la actualidad el panorama es bien distinto. Se acaban de cumplir 10 años de la muerte de Michael Jackson y sobre su figura planean las acusaciones de abusos sexuales a niños que ha vuelto a poner de actualidad el documental de HBO Leaving Neverland. Y Janet Jackson, que sigue defendiendo el legado de su hermano y «el impacto que ha tenido mi familia en el mundo», parece estar viviendo un nuevo renacimiento profesional. En marzo entró a formar parte del Paseo de la Fama de Hollywood, donde sus hermanos ya llevaban un par de décadas y el próximo fin de semana actuará por primera vez en el festival de Glastonbury, uno de los más famosos del mundo. 

Janet Jackson, de 53 años, tuvo su primer espectáculo en Las Vegas a los siete años: dos funciones diarias durante dos semanas sin descanso. «Fue agotador y divertido al mismo tiempo», recuerda Janet Jackson sobre aquellos momentos. Antes de cumplir los 20 años ya había lanzado su tercer álbum de éxito y su vida y miserias estaban en todos los tabloides. En 2004 su actuación en la Super Bowl se convirtió en viral porque mientras cantaba junto a Justin Timberlake seguidos por más de 147 millones de espectadores, uno de sus pechos quedó al descubierto por culpa de su acompañante sobre el escenario.

Desde entonces la anécdota sale a la palestra una y otra vez y en su vida han ocurrido otras muchas cosas en su vida pero ella ha aprendido a «no leer las opiniones sobre mí,

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