Está claro que mantener una higiene correcta es fundamental para evitar problemas de salud, como en muchos aspectos ha demostrado la actual pandemia de SARS-CoV-2. Sin embargo, a veces las personas podemos adoptar hábitos en este sentido que no sólo no son necesarios sino que pueden incluso llegar a ser dañinos.

Uno de estos hábitos es limpiar la cera de las orejas, o al menos hacerlo demasiado a menudo. Y es que hay varias razones por las que deberíamos evitar en lo posible esta operación, que normalmente realizamos con un bastoncillo de algodón, tal y como explica un artículo publicado en Harvard Health Publishing.

En la mayoría de los casos, el canal auditivo de las personas tiende a limpiarse por sí solo. De hecho, la cera se origina en la parte más interna y va migrando hacia fuera de la oreja, lo que prueba esta dinámica.

De hecho, limpiarla (en el método más común, con un bastoncillo) puede invertir este proceso, empujándola hacia el interior del oído y provocando que se acumule allí.

Esto puede derivar en problemas más serios. Aparte de que es posible dañar el canal auditivo o el tímpano introduciendo objetos por él, la acumulación de cera en el fondo del canal puede causar una sensación de presión en el tímpano,

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