España vive una paradoja respecto al tabaco: los ciudadanos son partidarios de nuevas normas para limitar por ley su consumo, pero a la vez, la percepción sobre los daños de este hábito en la salud ha disminuido. «Constatamos que en los últimos años se ha producido una relajación en la visión que se tiene sobre los prejuicios de fumar y también en la aplicación de la normativa vigente», sostiene la vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), que presentó ayer su encuesta anual sobre hábitos tabáquicos.

El informe refleja un ligero aumento en los tres últimos años en el número de fumadores, que pasa del 21% de la población al 23,3%. El 16,3% de los consultados es fumador diario, el 33,7% es exfumador, el 43% nunca ha fumado y el 7% es fumador ocasional. Los fumadores consumen una media de diez cigarrillos al día y comienzan con ese hábito a los 17 años. Por edades, fuman más los que tienen entre 20 y 29 años (el 25%) frente a los que están entre 30 y 39 años (23,4%) y a los menores de 20 (21,7%). El 74% de los fumadores admite que ha intentado dejarlo por lo menos en una ocasión, sin logralo, y el 80% de los que lo consiguieron no necesitó ningún tipo de ayuda.

Para reducir el consumo, opinan los médicos, resulta imprescindible no sólo que se cumpla la ley antitabaco, sino que la población tenga la percepción de que la normativa funciona. Y no siempre es así. El 62% de los encuestados creen que no se cumple la normativa que prohíbe fumar en las terrazas de bares y restaurantes. «El problema no es la ley, que ha sido una muy buena ley. El problema es que ya tiene 10 años y, en este tiempo, las formas de consumo progresan», asegura la portavoz del Grupo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC,

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