En los últimos años asistimos a una revolución tecnológica que transformó nuestro modo de vida radicalmente y para siempre. Los desarrollos tecnológicos facilitaron gran parte de las tareas que hacemos todo el tiempo, ampliaron inmensamente las posibilidades de comunicación entre las personas alrededor del mundo y también nos permitieron realizar asombrosos descubrimientos sobre el universo y sobre nosotros mismos. Una de las áreas que más avanzó gracias a las tecnologías aplicadas al ámbito de la investigación y al trabajo interdisciplinario es el conocimiento acerca del cerebro.

Debemos ser conscientes de que las investigaciones científicas son proyectos complejos, que demandan varios años de desarrollo, cuyas conclusiones están basadas en la utilización de múltiples pruebas y que tienen en cuenta las limitaciones de los instrumentos que utilizan

Saber cómo funciona nuestro cerebro tiene implicaciones en varias áreas de estudio y también en nuestra vida cotidiana. Conocer cómo funciona nuestro cerebro es clave no solo para la comunidad científica sino también para la sociedad en general y es por esto que la comunicación científica cobra una importancia (y conlleva una responsabilidad) superlativa. Pero, al mismo tiempo, es imprescindible lograr un desarrollo sostenido de la neurociencia como un campo disciplinar riguroso, responsable y ética y científicamente sólido. Para eso se debe desalentar y denunciar la promoción (y alertar sobre el consumo) prematura, generalizada o inadecuada de los resultados neurocientíficos. Existe el peligro de la difusión de estos datos sin una evidencia científica consistente y seria. Es que muchas veces se utiliza el prestigio científico como marketing para diversos fines.

Debemos ser conscientes de que las investigaciones científicas son proyectos complejos, que demandan varios años de desarrollo, cuyas conclusiones están basadas en la utilización de múltiples pruebas y que tienen en cuenta las limitaciones de los instrumentos que utilizan. Asimismo, las conclusiones se corroboran sistemáticamente a partir de una serie de estudios en torno a un mismo problema, y no con un único hallazgo independiente y deslindado de los demás. Si no se es cuidadoso en la forma en que se presenta un resultado,

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