Reino Unido quiere dejar de beber, y las autoridades del país aspiran a contribuir a conseguirlo. Dos terceras partes de los bebedores habituales británicos consideran que el consumo de alcohol es un hábito más difícil de abandonar que comenzar a hacer ejercicio o mejorar la dieta, según una encuesta de 9.000 adultos ingleses, pero esta idea puede cambiar cuando conocen los beneficios de reducir el consumo o dejar de beber.Y eso es lo que pretenden las autoridades británicas.
La idea ha tomado forma en una campaña que invita a pasar una jornada sin beber una gota -el sistema nacional de salud británico incluso ofrece una app para ayudar a progresar-, entre cuyos beneficios están mejorar la calidad del sueño, ayudar a regular el peso y reducir el riesgo de hipertensión (más de 4 millones de españoles son hipertensos y no lo saben) y cáncer. Además, los días sin alcohol le dan un bienvenido respiro al hígado, el órgano que metaboliza esta sustancia. La iniciativa se dirige en especial a las personas que tienen entre 45 y 65 años, el grupo de población que suele sobrepasar los límites compatibles con una vida saludable, según indican las estadísticas.
La relación de los españoles con el alcohol difiere sustancialmente de la que tienen los ingleses, pero nuestra cultura también tiene una gran tolerancia con esta droga. Desde la manera en que usamos el lenguaje para dar a entender que beber es importante para obtener aceptación social hasta la costumbre de mezclar rondas de cerveza con planes infantiles en los bares, existe toda una plétora de costumbres que han quedado obsoletas y deberíamos revisar. Sí, en España también vale la pena reflexionar sobre el consumo alcohólico y probar a reducirlo.
Un mes para notar los primeros efectos
Decir que hay que dejar el alcohol para siempre es muy distinto que animar a probar un mes sin cerveza, reconoce Francisco Camarelles, del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.