El estudio IPERGAY (2015) consagró la evidencia de que una pastilla tomada antes de tener relaciones sexuales desprotegidas impedía que se adquiriera el VIH (la profilaxis preexposición o PrEP). Y el PREVENIR, en curso, es el mayor hecho en la vida real, y va en camino de confirmar esa eficacia de cerca del 97%. Ambos tienen un investigador principal común, Jean-Michel Molina, francés nacido en Argelia hace 60 años con ascendencia española. Este médico parisino es más que un científico. Actúa como todo un abanderado de que “hay que incluir la PrEP en los planes para erradicar el sida, junto con el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano (y sin olvidar el preservativo)”. El problema es que “los Gobiernos son demasiado tímidos para implantarla”.

Molina ha estado el 8 de febrero en Madrid para asistir al HIBIC, un encuentro sobre investigación en VIH que patrocina Gilead, el laboratorio que fabrica la pastilla. Casi no hay que preguntarle. Él solo enumera los hallazgos, las pegas “de los escépticos”, y su respuesta ante los planteamientos de quienes desde puntos de vista científicos, económicos y éticos cuestionan lo que él propugna: “Que el acceso a la PrEP es una cuestión de derechos humanos. Todo el mundo tiene derecho a vivir una sexualidad libre sin la angustia de pensar que se puede infectar por el VIH. Porque, seamos sinceros, aunque la situación ha mejorado mucho, el diagnóstico no es una buena noticia. Por eso los afectados lo ocultan a su familia y a su entorno, y les supone tener que estar yendo al médico a consultas y pruebas. Y eso en los países ricos. En otros, la gente todavía muere de sida”. 

En el estudio PREVENIR, todos los participantes (más de 2.100 actualmente, con planes de llegar a 3.000) tienen acceso a la pastilla que previene el sida. Se ha escogido a hombres que tienen sexo con hombres “porque entre ellos la incidencia del VIH es alta, y hace falta que haya muchos casos para hacer el estudio”, explica Molina.

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