Los videojuegos y los likes en las redes sociales ocupan cada vez más tiempo de la vida de los jóvenes. La Comunidad de Madrid ha tratado a 2.386 personas en 2018, de las que 1.583 son adolescentes entre 12 y 17 años que hacen un uso inadecuado, abusivo o dependiente de las tecnologías y que reciben tratamiento acompañados de sus familias. Estas personas se encuentran en un paso previo a la adicción y reciben una terapia preventiva en el Centro de Adicciones Tecnológicas, que el Gobierno regional puso en marcha en abril del año pasado con una inversión de 330.323 euros.

Las instalaciones se encuentran en la sede de la Consejería de Políticas Sociales y Familia. Allí, un pasillo blanco agrupa cuatro cubículos con paredes de cristal. En cada habitación, una mesa negra. A un lado de la mesa hay un adolescente y al otro, un terapeuta. El adolescente que mueve las manos tras el cristal es uno de las 124 jóvenes que reciben tratamiento como dependientes a las nuevas tecnologías, una adicción del siglo XXI.

“Esta dependencia se da cuando el móvil o la televisión ocupa más de dos horas ininterrumpidas de la vida de los jóvenes”, explica el coordinador del Servicio de atención en adicciones tecnológicas, José Moreno. Es decir, dos horas sin levantar la vista de la pantalla. “Esto puede traer consecuencias como que los niños se aíslen, bajen su rendimiento escolar o cambien su estado de humor”, dice la psicóloga Laura Rico. Desde el centro denuncian que una señal de alarma para muchos padres es cuando se dan cuenta de que la pantalla es lo único que reconforta a su hijo y deciden buscar ayuda profesional. El servicio cuenta con siete terapeutas que “tienen como objetivo evaluar la conducta de los adolescentes, la interacción que les provoca el uso de las tecnologías en su vida cotidiana y su grado de pérdida de control”, cuenta Moreno.

Videojuegos

El perfil de las personas que son remitidas al centro es en su mayoría varones que además han sufrido bullying,

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