Un confinamiento estricto para luchar contra el coronavirus puede ser perjudicial para la salud mental y alimentar el riesgo de suicidio entre la población. La Fundación Española para la Prevención del Suicidio advirtió ayer de que la lucha contra la pandemia se está enfocando en una sola dimensión, la limitación de contagios, pero descuidando otras. Para los expertos, el aislamiento produce ansiedad, estrés, depresión y conductas suicidas, malestares que si se van acumulando pueden desencadenar formas de violencia verbal y de otros tipos contra los más vulnerables, como son los niños y las mujeres.

La fundación ha emitido un comunicado conjunto con la Sociedad Española de Suicidología en el que alerta de que, cuando se levante la cuarentena, las ideaciones suicidas pueden materializarse en forma de intentos o consumaciones. Andoni Anseán, presidente de ambas instituciones, sostiene que está demostrado que las crisis económicas pasan factura y se traducen en un aumento de las personas que se quitan la vida, como ocurrió durante la recesión. «Si en 2007 hubo 1.036 fallecimientos por suicidio entre las personas de edades comprendidas entre los 40 y 60 años, en 2014 ese número aumentó hasta los 1.611, lo que significa un incremento del 55%», explica Anseán.

Para el experto, está demostrado que un aumento de un 1% en la tasa de desempleo da lugar a «un crecimiento del 0,8% en la tasa de suicidios de personas menores de 65 años».

Directo | Así avanza la lucha contra el coronavirus

El especialista subraya que poner fin a la vida de manera voluntaria es la primera causa externa de muerte en España y acaba con la existencia de 3.600 personas al año (casi 10 cada día), el doble que las defunciones por accidentes de tráfico.

Actividad física

Para evitar este «paisaje desolador», Anseán aboga por flexibilizar las medidas de reclusión y relajar el parón económico. «Pedimos medidas como las que se están adoptando en otros países.

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