El embarazo real de la actriz María Rodríguez Soto, pareja del también intérprete David Verdaguer, es el eje sobre el que gira Los días que vendrán. En la última película que ha dirigido Carlos Marqués-Marcet (Barcelona, 1983) los protagonistas protegen su intimidad poniéndose en la piel de Vir y Lluís. “David y María no querían hacer un reality show, de ahí que creáramos unos personajes para que pudieran hablar a través de ellos de su propia intimidad de una manera más honesta y atrevida”, explica Marqués-Marcet.

Crear estos personajes permitió a la pareja de actores tomar distancia y hablar sin pudor sobre sus conflictos internos más profundos. A lo largo de los nueve meses de gestación, Lluís, álter ego de Verdaguer, intenta apoyar a Vir pero le cuesta asumir que ha de dar un paso atrás en la toma de ciertas decisiones. “El embarazo es de esos momentos estructurales de nuestra vida en que el sistema intenta encauzarte y la gente se vuelve más conservadora. Hay algo en Lluís que tiene que ver con el miedo y la necesidad de control, que es una tendencia muy masculina. Cuando un hombre tiene un hijo siente que tiene que proveer. No hay una razón para tener hijos, es una naturaleza que nos traspasa y eso afecta a una construcción de género que estamos intentando cambiar porque sabemos que el género es una construcción social”, señala el cineasta.

“Tengo la sensación de que la película es mejor de lo que soy yo como director porque se ha puesto todo de cara y han pasado muchas cosas maravillosas por casualidad que no dependían de mí»

Con esta cinta cierra “un tríptico accidental” sobre la complejidad de las relaciones de pareja formado por las películas 10.000 km, trabajo por el que se llevó el Goya al mejor director novel en 2015, y Tierra firme, ambas protagonizadas también por Verdaguer. Con Los días que vendrán,

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