El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, reconoció el martes que si el Gobierno no decretó al principio de la crisis sanitaria el uso obligatorio de las mascarillas no fue por que se tratara de una medida ineficaz, sino por la imposibilidad de que el conjunto de la población pudiera acceder a ellas por la falta de material. «Las medidas de prevención y control deben ser factibles, que se puedan llevar a cabo», dijo el martes Simón, admitiendo ímplicitamente lo que muchos expertos advertían desde el principio de la pandemia: que todo el mundo debía llevar mascarilla para evitar la expansión del virus. Pero en los últimos tres meses, los mensajes del Gobierno sobre este asunto han sido, como mínimo, contradictorios.

26 de febrero: Ese día, Fernando Simón afirmó: «No es necesario que la población utilice mascarillas. El uso de mascarillas sí que puede ser interesante en los pacientes con sintomatología, pero no tiene ningún sentido que la población esté preocupada por si tiene o no tiene mascarillas en casa. Ninguno. Es importante que la población no asuma mecanismos de protección que pueden no tener sentido».

5 de marzo: El Ministerio de Sanidad fijaba su postura sobre las mascarillas en un tuit: «Es importante saber que la población sana no necesita utilizarlas».

24 de marzo: Con el país ya confinado, Sanidad insiste en sus mensajes sobre la inutilidad del uso generalizado de las mascarillas. «Si estás sano, no es necesaria la mascarilla», explicaba en su cuenta de Twitter.

10 de abril: El Ministerio de Sandidad comienza a cambiar de criterio. El ministro Salvador Illa recomienda que los trabajadores de los servicios esenciales utilicen mascarilla cuando viajen en transporte público.

8 de mayo: Transcurridos más de dos meses desde el inicio de la crisis, el Gobierno empieza a verbalizar la necesidad de que el conjunto de la población,

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