Tras unas semanas al límite, la situación de las UCI de Cataluña empieza a no ser tan extrema. La consejera de Salud de la Generalitat, Alba Vergès, ha informado esta mañana que las unidades de cuidados intensivos destinadas al coronavirus de los hospitales catalanes están al 87% de su capacidad. Es decir, de las 1.753 camas de UCI con las que cuenta el sistema catalán de salud para acoger a los enfermos de Covid-19, hay 1.529 pacientes ingresados. Al inicio de la crisis sanitaria, los hospitales catalanes contaban con 600 camas UCI, por lo que la Generalitat ha triplicado su capacidad. Además, los centros hospitalarios catalanes cuentan con otras 257 plazas de vigilancia intensiva para patologías que no están relacionadas con la pandemia.
Mientras, el Departamento de Salud de la Generalitat ha puesto en marcha un nuevo protocolo para garantizar la comunicación y el contacto con familiares de pacientes hospitalizados. El proyecto insta a que se garantice una comunicación directa entre enfermo y familiar, sea por mensajería, teléfono o videoconferencia. El contacto entre personal médico y familiar debe ser diario y debe proporcionar toda la información sobre la evolución clínica del paciente, siempre que éste lo autorice. En aquellos pacientes que se les apliquen medidas paliativas avanzadas, se les posibilita hacer una llamada telemática a través de dispositivos móviles.
La instrucción también recomienda, ante tres escenarios concretos, facilitar la visita de un familiar. Esta posibilidad se podrá llevar a cabo siempre que el centro esté habilitado y siguiendo las normas de protección establecidas. Los supuestos para el acceso a un familiar son: un familiar de paciente que esté en sus últimas horas de vida; un familiar de pacientes con diversidad funcional -para rebajar el nivel de angustia del enfermo; y, por último, un familiar de pacientes con crisis de ansiedad. «Acompañar a los pacientes y las familias durante el proceso de fin de vida debe formar parte de eso que llamamos humanización del proceso,