24 ancianos fallecidos por coronavirus en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), otros siete muertos en la capital hispalense y, entre ambos, más de un centenar de mayores y decenas de trabajadores contagiados. Es el negro balance que en las últimas horas se contabiliza en dos residencias de mayores sevillanas, a cuyas direcciones las familias de los afectados acusan de ocultar la información sobre la incidencia del virus. La Junta de Andalucía mantiene el control sobre ambos centros y ha pedido disculpas por los fallecimientos, aunque los familiares y sindicatos le reprochan también la falta de transparencia sobre lo sucedido.

El caso que ha puesto en evidencia la gestión en las residencias de mayores fue confirmado este lunes por la propia Junta de Andalucía, que contabilizó 24 ancianos fallecidos por coronavirus y otros 79 contagiados en el centro privado Joaquín Rosillo. Numerosos familiares habían intentado sin éxito recabar información en los últimos días sobre la situación del centro, que tan solo admitió tres contagios el día 20 de marzo. Sin embargo, una llamada anónima de una de las trabajadoras a CC.OO. desveló que en realidad eran muchos más, y que los contagios habían mermado la plantilla.

Las familias acusan a la dirección de la residencia de «secretismo», por lo que han puesto el caso en manos del Defensor del Pueblo. Y éste, tras recabar datos entre otras familias con mayores en la residencia, sospecha que los muertos pueden elevarse a 38. Desde CC.OO extienden las acusaciones de ocultar datos a la Junta, que intervino la residencia a finales de marzo y desvió a algunos ancianos asintomáticos a un hotel medicalizado, pero que durante las dos últimas semanas tampoco facilitó información oficial al sindicato sobre la situación o la gravedad de los casos en el centro.

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