Antes del comienzo de esta crisis sanitaria, en España había 2,4 millones de niños que vivían en una situación de pobreza y exclusión social, según Plataforma de Infancia. Un número que las organizaciones que luchan a favor de los más desfavorecidos temen que se puedan incrementar. Además, el cierre de los colegios es otra de las preocupaciones, como señala Catalina Perazzo, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de la ONG.
-¿Cómo afecta el confinamiento a las familias más vulnerables?
-Se está produciendo un impacto económico. Las familias con hijos que ya estaban en un mayor riesgo de pobreza, con el cese de actividad en muchos sectores y también en la economía sumergida, están sufriendo un mayor impacto. En Save the Children les preguntamos a las familias que nos derivan los servicios sociales. Solo en la primera semana de confinamiento, el 60% ya nos comentaba que ya estaban sufriendo los efectos del coronavirus. En la mayoría de los casos, ambos progenitores habían perdido el empleo.
-¿Los trabajos más vulnerables están unidos a la economía sumergida?
-Sí. Estas personas quedan fuera además de todas las medidas que se han ido tomando. Son chatarreros o mujeres de la limpieza, que seguían trabando sin volver a casa por el miedo a contagiar a sus familias. Y tampoco podían dejar el empleo.
-Luego están los efectos en los niños, que llevan más de un mes sin ir al colegio.
-El cierre ha puesto en evidencia una brecha que ya existía, como la inequidad. La educación era el ascensor social que permitía que todos los niños y las niñas tuvieran las mismas oportunidades. Ya alertábamos hace años que este ascensor no funcionaba muy bien. Se ha visto en la brecha digital. Hemos virado hacia una educación ‘online’, pero hay que hacerlo poniendo todos los medios para que se haga en la misma medida.