En casas antiguas o en las que los aislamientos no están correctamente hechos pueden aparecer humedades con moho en la pared. Y aunque mucha gente piensa que esto es un problema principalmente estético, lo cierto es que puede tener serias consecuencias para la salud.

El principal problema del moho en las paredes es que libera esporas, que pueden introducirse en nuestro organismo por tocarlas o por inhalarlas y provocar varios tipos de irritaciones e, incluso, infecciones.

Un problema para las vías respiratorias

Es por esto que la mayoría de consecuencias negativas del moho en las paredes afectan a las vías respiratorias y no a otros sistemas del cuerpo (aunque en casos especiales también pueden verse afectados otros órganos, como los ojos o el sistema digestivo), según recoge la información sanitaria del Gobierno de Estados Unidos.

Además, hay que tener en cuenta que la presencia de moho en las paredes es especialmente peligrosa para personas que ya sufren determinadas condiciones, como las inmunodeprimidas o quienes padezcan asma o alergia a hongos.

En estas personas, el moho puede provocar la aparición de congestión nasal, sibilancias (silbidos en el pecho al respirar) y enrojecimiento y picor de los ojos o la piel. También, se cree que favorece el desarrollo de asma en los niños cuando están expuestos desde edades tempranas.

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