Kit Harington ha pasado a la historia de la televisión por interpretar a Jon Snow. Juego de Tronos comenzó a emitirse en abril de 2011 y ya se puede decir que es la serie que ha marcado esta década. El actor, de ahora 32 años, hizo el casting cuando solo tenía 24 y su nombre era completamente desconocido. Ocho años después, en los que su imagen ha estado ligado al joven Guardián de la Noche, Harington debe aprender a continuar su vida más allá del frío mundo de Los Siete Reinos. Aunque aún le queda su esposa, Rose Leslie (la salvaje Ygritte en la ficción), a quien conoció durante el rodaje. 

Sin embargo, el actor no lo ha tenido fácil. Al comienzo, tuvo que superar las críticas iniciales de los espectadores, que no veían en Harington —de complexión estrecha y 1,73 metros de altura— la imagen que esperaban para el Rey del Norte. Pero después, hay que admitir, supo ganarse al público, incluso a uno tan fanático como el de Juego de Tronos, que ha llegado a pedir un nuevo final para la serie.

Además, antes de la emisión del último episodio, en mayo de este año, Harington entró en una clínica de rehabilitación debido a sus problemas con el estrés y el alcohol después de finalizar el rodaje. «Kit ha decidido utilizar este descanso en su agenda como una oportunidad para pasar un tiempo en un centro de bienestar para trabajar ciertos problemas personales”, confirmó entonces su publicista en un comunicado enviado a varios medios especializados después de que la web Page Six avanzara la noticia. Harington nunca ha ocultado los sentimientos encontrados que le ha producido su personaje en la serie, quien le ha traído muchas alegrías pero también alguna frustración.

El británico ha contado varias veces la presión que sintió y cómo empezó a hundirse bajo el estrés cuando su personaje se convirtió en el protagonista de la serie,

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