Que la piel tiene memoria es ya una máxima que todos sabemos. ¿Y qué significa esto? Que por mucho que ahora pretendamos cuidarnos, si nos hemos expuesto al sol de manera indiscriminada, la piel va a protestar en forma de lesiones cutáneas más o menos relevantes.

Llega el verano, y volvemos con los recordatorios de siempre. Utilizar cremas con protección solar elevada, repetir la aplicación cada dos horas, utilizar gorros y sombrillas… cuando resulta que lo más importante es evitar la sobreexposición.

Si abusamos del sol porque queremos un tono de piel dorado, es importante que sepamos que no habrá sombrilla que nos proteja lo suficiente, ni tampoco podremos engañarnos con eso de que se puede conseguir un bronceado saludable. El bronceado es una reacción de la piel cuando se siente agredida por los rayos ultravioleta.

Más vale prevenir… que curar

Una excesiva exposición a los efectos nocivos del sol, así como la ausencia de protectores con FPS +50 ha provocado la aparición de lesiones cutáneas malignas y premalignas.

En palabras de la dermatóloga y miembro de Doctoralia, Sophia de la Corte: «Tenemos muchos pacientes que, debido a esta circunstancia, precisan revisiones periódicas para tratar las queratosis actínicas, que no dejan de aparecer aunque hayamos dejado de tomar el sol precisamente porque ésta tiene memoria».

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