La sanidad catalana se mueve por inercia. Con los Presupuestos prorrogados por segundo año consecutivo y sin visos de nuevas cuentas autonómicas a corto plazo, el Departamento de Salud ha precipitado al sistema sanitario a la misma parálisis de la que adolece todo el Govern. Entidades y centros del sector sanitario denuncian el abandono de las inversiones en equipamientos e infraestructuras, pero también la falta de liderazgo de la consejera Alba Vergés para echar a andar, al menos, los planes impulsados por su antecesor, Toni Comín. La situación es “insostenible”, según los trabajadores.

En su última intervención en la comisión de Salud del Parlament el pasado jueves, Vergés enumeró las acciones del Ejecutivo en materia de salud y se afanó en trasladar que el Govern, atenazado por la parálisis política y la falta de presupuestos, gobierna. Pero el escenario que dibujó la consejera dista mucho de la realidad que se vive de puertas adentro en los centros de salud. “Los planes están parados. No se puede estar con dos prórrogas presupuestarias. Lo que ha entrado ha sido a rebufo del Gobierno central para actualizar salarios, pero no hay dinero fresco para hacer cosas nuevas”, sintetiza un alto cargo de un hospital catalán.

Las listas de espera siguen disparadas —más de 175.000 personas están aguardando una intervención—, las inversiones están paradas y los profesionales siguen arrastrando las consecuencias de unos recortes que aún asfixian al sistema.

Vergés tampoco ha echado a andar los planes iniciados por su antecesor, Toni Comín, como el ambicioso Enapisc de atención primaria o el Planuc, de urgencias. “Echamos de menos operativizar estos planes. Y para ello se requiere consensos estables. La situación de inseguridad o continuas elecciones complica que haya consensos entre consejerías. Estos cambios requieren estabilidad en los liderazgos de los departamentos”, valora Roser Fernández, presidenta de la patronal La Unió. “El equipo de ahora se encontró con muchos planes, pero detrás de ellos no hay memoria económica. Está bien que hagan planes, pero si no lo apoyan con una memoria económica es propaganda”,

 » Más información en elpais.es