Los trastornos mentales siguen siendo un tabú. Un estigma social, al que como dicen las personas que los padecen y quienes han logrado aprender a vivir con ellos, se suma el autoestigma. Sin embargo, desde hace unos años eso empieza a cambiar. Tímidamente, pero con decisión y visibilidad social, y con el esfuerzo de muchos afectados, pero también de una generación de especialistas que les escucha, se está creando una red cuyo principal objetivo es empoderar a los usuarios de la salud mental y devolverles el control de sus vidas. “Están abandonando la oscuridad y pasando del autoestigma a la autoestima”, asegura el periodista de RTVE José Manuel Cámara, después de tres años dando voz a los afectados en Mi gramo de locura, un microespacio que emite en Radio 5 y que ha obtenido cinco premios en diversos puntos de España.

El presidente de AFES Salud Mental de Tenerife y de la federación de asociaciones de las islas, Enrique González Camacho, reclama el derecho de las personas que sufren a conducir sus propias vidas. “Tenemos que elevar la voz por encima de los diagnósticos y reclamar en primera persona todos y cada uno de los derechos que tenemos”, reivindica. En su opinión “hay que deconstruir los conceptos de la salud mental” y las implicaciones sociales que todavía tiene. González Camacho lo dice con conocimiento de causa. Él fue diagnosticado de esquizofrenia e internado varias veces.

Según datos oficiales, más de un millón de personas, entre el 2,5% y el 3% de la población adulta tiene un trastorno mental grave, el 9% ha padecido algún episodio, crónico o leve, y el 15% lo sufrirá a lo largo de su vida. La portuguesa Lurdes Dacosta, hizo público su calvario en Mi gramo de locura después de varios intentos de suicidio, de varios ingresos en centros psiquiátricos, y de las palizas de su pareja.  “Hasta que un médico me escuchó”. Acabaron entonces los ingresos y una buena parte de la medicación gracias a que le dio a conocer los grupos de ayuda,

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