“La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento”, escribió Charles Darwin en la introducción de su libro El origen del hombre, 1871. La psicología ha confirmado la ubicuidad de este sesgo cognitivo, conocido como el efecto Dunning-Kruger: las personas poco preparadas o poco conocedoras de una materia a menudo se perciben expertas. Un nuevo estudio publicado en Nature Human Behaviour encuentra que el fenómeno está vinculado a las opiniones anticientíficas extremas, como la oposición a los alimentos transgénicos por preocupaciones de salud.

A través de encuestas, cinco investigadores norteamericanos de psicología cognitiva y de marketing evaluaron la opinión de más de 2.000 adultos de Europa y Estados Unidos sobre los alimentos modificados genéticamente. Les preguntaron cómo de bien creían entender este tipo de productos y, a continuación, midieron algunos conocimientos reales de los encuestados con un examen.

El estudio encuentra una clara correlación entre los tres factores estudiados: cuanto más opuestos a los transgénicos, más pensaban que sabían y peor puntuación sacaban en la prueba los participantes. Esto es a pesar de que existe un consenso científico en que “los alimentos modificados genéticamente son seguros para la salud y tienen el potencial de traer grandes beneficios a la humanidad”, escriben los autores del trabajo.

La metodología no es idéntica para todos los participantes, ya que se unieron encuestas americanas y europeas. En una muestra de Estados Unidos, por ejemplo, la prueba constaba de diez preguntas de verdadero o falso sobre cultura científica general (por ejemplo, “los electrones son más pequeños que los átomos”) y cinco preguntas más concretas sobre genética (por ejemplo, “todas las plantas y los animales tienen ADN”). Con muestras de Alemania y Francia, se emplearon preguntas muy similares del Eurobarómetro.

Ana Muñoz, directora de la Unidad de Investigación en Cultura Científica del Ciemat, en Madrid, señala que estas preguntas son demasiado específicas para medir los conocimientos generales a los que se alude en la autoevaluación de los participantes. Por eso, critica la metodología de “comparar peras y manzanas” empleada en el estudio.

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