Los ataques rusos a las centrales nucleares ucranianas, unidos a las amenazas de Putin de emplear su arsenal nuclear, han provocado una ola de interés en el yodo y, en concreto, en su aplicación frente a posibles desastres nucleares.

Por ejemplo, ha sido recientemente noticia que algunas ciudades noruegas han comenzado a distribuir pastillas de yoduro de potasio a guarderías y colegios ante el riesgo de emergencia nuclear.

Este interés, especialmente en los países más cercanos al conflicto armado, se ha traducido en un aumento de la demanda de los suplementos alimenticios y medicamentos que contienen yodo, algunos de los cuales se pueden conseguir sin receta en las farmacias españolas.

Dosis radicalmente diferentes

No obstante, es preciso señalar que estos productos tienen poca o ninguna eficacia en el caso de un incidente nuclear serio. Es más: las pastillas que se emplean en este tipo de emergencias normalmente están en manos de las autoridades sanitarias o militares, que son las encargadas de distribuirlas entre la población.

Y es que, tal y como explica a 20Minutos Juan Carlos Galofre, doctor del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN), la diferencia en dosis entre unas pastillas y las otras es abismal: «Es una diferencia cuantitativa: las que normalmente damos a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia contienen 200 microgramos de yodo más o menos.

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