Los expertos llevan casi una década analizando cuáles son los factores que más influyen en las capacidades cognitivas de los más jóvenes: ¿pobreza o sucesos traumáticos? Ahora, un estudio realizado en adolescentes refugiados confirma que la escasez de recursos es lo que más interfiere.El trabajo, en el que han participado equipos de EE UU, Reino Unido y Jordania, comparó jóvenes del país asiático –refugiados y no refugiados– para determinar qué tipo de experiencias afectaban su función ejecutiva, es decir, las habilidades para pensar de forma abstracta, tomar decisiones y elaborar planes complejos.Los resultados, publicados en Child Development y de los que se hace eco SINC, muestran que la pobreza empeora la memoria de trabajo de los jóvenes refugiados. “Las mentes de los jóvenes refugiados están bajo el acoso de la pobreza”, explica a Sinc Kristin Hadfield, profesora en la Universidad Queen Mary de Londres y coautora del informe.“Este es el primer estudio en desentrañar el impacto relativo de la pobreza, la violencia, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la inseguridad en los adolescentes de un país de bajos y medianos ingresos o con refugiados. Y solo el segundo que estudia las habilidades cognitivas de los niños refugiados”, añade.Entre 2015 y 2016, los investigadores estudiaron a 240 jóvenes refugiados sirios y 210 jóvenes jordanos no refugiados de 12 a 18 años de edad. Los jóvenes vivían en comunidades urbanas del norte de Jordania, cerca de una zona de guerra en la frontera con Siria.Los sirios habían estado en Jordania un promedio de casi tres años, de manera que los dos grupos fueron expuestos de diferentes formas a la violencia relacionada con la guerra y a la pobreza persistente. Eso sí, los refugiados sirios habían sufrido adversidades y tensiones extremas, mientras que los jordanos habían estado menos expuestos tanto a la pobreza como a la guerra.“Incluso cuando los adolescentes están expuestos a niveles muy altos de violencia de guerra, es la pobreza la que influye en su memoria de trabajo”, subraya Hadfield. “Las situaciones de los refugiados adolescentes después de haber sido desplazados pueden ser más importantes para su función cognitiva que su exposición a la guerra”.El estudio evaluó la memoria de trabajo (la capacidad de tener en cuenta los objetivos) y el control inhibitorio (la capacidad de resistirse a hacer cosas que no se han planeado). Ambos son importantes para el aprendizaje y el desarrollo social de los niños.La investigación reveló que los refugiados y no refugiados no difieren significativamente en su memoria de trabajo o control inhibitorio,

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