Existe una parte sutil, pero perceptible, que revela si algo nos gusta o nos horroriza. Por mucho que pretendamos disimular nuestras emociones, el cuerpo nos delata. Lo hacen nuestras pupilas, capaces de aumentar hasta 30 veces su tamaño cuando advierten un estímulo. De esa manera, expresamos nuestro placer, pero también nuestro esfuerzo mental. Lo puedes observar por ti mismo. Pídele a alguien que vea una serie de imágenes que hayas escogido previamente. Muéstraselas despacio y acércate lo suficiente hasta que puedas apreciar la reacción de sus ojos. Incluye en la selección estampas agradables y otras que no lo sean tanto. Si sus pupilas se dilatan querrá decir que lo que ve en ese momento le está gustando. Será algo sutil, pero comprobable.

Fuente: Eckhard H. Hess (1965): “The role of Pupil Size” Scientific American, abril.Fuente: Eckhard H. Hess (1965): “The role of Pupil Size” Scientific American, abril.

El resto del cuerpo puede parecer inamovible, pero nuestras pupilas nos dejan en evidencian (cuidado, el ejercicio anterior puede ser de alto riesgo si lo haces con la pareja y con imágenes un tanto comprometedoras). El tándem amoroso entre placer y dilatación de las pupilas fue descrito por el psicólogo Eckardt Hess en un artículo publicado en 1964. Sin embargo, el conocimiento de este tándem es antiguo, como explica el autor. Por ejemplo, aquellas personas que compran en los bazares de forma profesional saben que son más efectivos si negocian los precios con gafas de sol. De ese modo, el vendedor no puede ver sus ojos y no sabe realmente si el producto le gusta. Los compradores pueden tener de esta forma un mayor margen de maniobra a la hora de negociar el precio. El lenguaje de nuestras pupilas no solo expresa lo que sentimos. Va más allá: también es un imán de miradas.

más entradas de este blog

Hess incluyó en su artículo dos imágenes casi idénticas de unas bellas mujeres. Solo existía entre ellas una pequeña variación: sus ojos. Curiosamente, las que resultaban más seductoras para la mayoría de observadores eran aquellas en las que las pupilas de las modelos eran más grandes y brillaban.

 » Más información en elpais.es