Nunca antes desde que comenzara la crisis sanitaria por el coronavirus hace ya un mes se habían batido en una sola jornada récords de forma simultánea de fallecidos, de nuevos infectados y de ingresos en UCI. Hoy ha llegado ese día. En las últimas 24 horas han muerto en España 324 enfermos, elevando el balance de víctimas mortales a 1.326 personas. Desde el viernes al sábado se han notificado 4.946 casos nuevos de contagios, lo que hace que el país ya roce los 25.000 positivos. Exactamente a día de hoy hay 24.926 contagiados.

Una semana después de que el Gobierno decretara el estado de alerta y el confinamiento de la población, esas medidas extremas no tienen todavía ningún efecto aparente en las estadísticas, tal y como ya vaticinaban los expertos de Sanidad, que no esperan que las cifras de la pandemia empiecen a contenerse de manera clara (que no a reducirse) hasta dentro de una semana. Y solo si todo va bien.

España -recuerdan epidemiólogos y matemáticos- perdió allá por el primero de marzo la oportunidad de aplanar la curva infectiva como hizo Corea del Sur en su momento, ordenando una cuarentena masiva que nadie hubiera entendido en España cuando entonces solo había 83 infectados, ningún muerto y cuando Sanidad se esmeraba en repetir hasta la saciedad que la situación estaba bajo control porque el 90% de los casos eran importados y los que no lo eran estaban bajo estricta supervisión.

Todavía lejos del pico

Las cifras de víctimas mortales y de contagiados de hoy son preocupantes, no solo por su volumen, sino especialmente por su progresión, que certifica que España está ya abocada casi irremediablemente a seguir el temido modelo italiano. Y es que los fallecidos han crecido en tan solo 24 horas casi la tercera parte, exactamente un 32,3%, un porcentaje superior incluso al día anterior en el que aumentó un 30%.

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