Era solo cuestión de tiempo. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha confirmado este miércoles un secreto a voces y que los mercados llevan semanas anticipando: que la demanda global de petróleo ya está sufriendo el golpe del coronavirus, en buena medida por las cancelaciones de vuelos. El cartel ha reducido el incremento previsto del consumo global de crudo para el conjunto del año en 230.000 barriles diarios, dejando el aumento final en menos de un millón de barriles por día: una merma de casi la quinta parte de lo esperado hasta ahora.

El efecto de la epidemia detectada en China, que ya se ha propagado a otros países y que arroja una cifra de fallecidos superior al millar, será especialmente significativo en la primera mitad de 2020, aunque la OPEP no descarta que pueda extenderse más allá de ese periodo. En los tres primeros meses del año, la merma en el crecimiento previsto de la demanda será de 440.000 barriles diarios, aproximadamente la tercera parte del aumento proyectado hasta ahora, según las cifras publicadas en el último boletín mensual del ente. El aumento de la incertidumbre sobre el impacto real del virus sobre el crecimiento mundial llevó el lunes al barril de crudo Brent (el de referencia en Europa) a su nivel más bajo en un año. Con todo, en las dos últimas jornadas el precio del crudo se ha recuperado levemente hasta el entorno de los 55 dólares por barril. Cuestión de expectativas. 

La organización con sede en Viena no se anda con rodeos a la hora de repartir responsabilidades por el recorte en la demanda prevista para 2020. «La principal razón tras esta revisión es el brote de coronavirus y su esperado impacto en la demanda de petróleo de China y, por extensión, del mundo», apuntan los técnicos de la OPEP. La secuencia es, grosso modo, la que sigue: el coronavirus afecta a la demanda agregada y, sobre todo, al transporte, y ambos factores presionan a la baja la demanda de energía a China.

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