La denominan gestación subrogada, es decir, embarazo por persona interpuesta: se alquila el vientre de una mujer para la gestación de un ser que, una vez nacido, pasa a depender a efectos legales de personas distintas de la parturienta. Es decir, con esto, se convierte a muchas mujeres en mercancía. Se apela al altruismo, pero es indudable que la gestación implica nueve meses de embarazo, con sus posibles complicaciones, el coste económico del mismo, el lazo emotivo que se establece entre madre y ser por nacer, el trastorno psíquico que puede originar la separación de la parturienta del ser nacido, las consecuencias posteriores en la evolución del mismo y el negocio que se podría montar con este asunto. La maternidad no es un capricho, es una posibilidad. Y si no se tiene, caminos como este no se pueden confundir con la maternidad. Ya es un negocio, y si se fomenta, acabará deshumanizando la gestación, preludio de Un mundo feliz.

Jesús Máiz Vázquez. Santiago de Compostela

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