Al doctor Andrés Cervantes (Cartagena, 1957), jefe de oncología del hospital Clínico de Valencia, le gusta soñar a lo grande. También en la lucha contra el cáncer. No sabe si se curará o se cronificará, pero asegura que van por buen camino. “En el siglo XIX lo que más mataba era la viruela, ahora erradicada. ¿Por qué nos vamos a quitar los sueños? Estamos en ello”.

Queda camino por recorrer, admite, y a él le tocará verlo, en los próximos años, desde un lugar privilegiado. En plena eclosión de la medicina de precisión, las terapias dirigidas y la revolución de la inmunoterapia, Cervantes tomará el mando de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés), que cuenta con cerca de 25.000 socios. Tras dos décadas picando piedra en todos los estamentos de ESMO, el oncólogo acaba de ser elegido para presidir la organización en 2021-2022 y tomará el testigo de Solange Peters (presidenta en 2020-2021) y Josep Tabernero, actual responsable de la sociedad.

Cervantes atiende a EL PAÍS durante el congreso internacional que celebra ESMO en Barcelona, una cita donde participan cerca de 30.000 personas y se presenta 2.200 estudios científicos.

Pregunta. ¿Cómo han cambiado las cosas desde que empezó a tratar el cáncer?

Respuesta. Lo único que teníamos en aquella época era quimioterapia. Hoy tenemos las terapias dirigidas, la inmunoterapia, la medicina de precisión… Es una explosión lo que está ocurriendo y el problema de una sociedad científica es que esa explosión llegue a todos los profesionales, a todos los pacientes y que sea sostenible. El desafío es cómo implementar esos cambios extraordinarios.

P. ¿Dónde están ahora en la lucha contra el cáncer?

R. Estamos llenos de expectativas y de esperanza. Pero tenemos mucho que hacer. Hay que ver el cáncer como un problema cada vez más complejo, con muchas facetas.

La gente tiene miedo de que la inmunoterapia decepcione. Yo creo que no, lo que ha hecho es abrir una puerta y esa puerta tiene expectativas,

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