El virus de la hepatitis C (VHC) en personas que están coinfectadas por el VIH en España está en la «frontera de la erradicación». Su prevalencia cayó el año pasado hasta el 3,7%, lo que supone un descenso del 53,8% respecto a 2017 (en el que la prevalencia de coinfección se situó en el 8%) y del 83,3% respecto a 2015 (cuando era del 22,1%). La clave está, según refleja el informe elaborado por el Grupo de Estudio del SIDA (Gesida) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, en el acceso a los antivirales de acción directa.

«El virus de la hepatitis C ha sido la principal comorbilidad asociada al virus del sida así como una de sus principales causas de morbimortalidad», apuntó durante la presentación el doctor José Ramón Arribas, secretario de Gesida. Para el informe se han recogido datos de 1,733 pacientes de 43 hospitales españoles, que han demostrado la eficacia de estos nuevos medicamentos. Una acción que pudo ser mejor.

El doctor Juan Berenguer, del hospital universitario Gregorio Marañón y coordinador de este trabajo de investigación junto al doctor Juan González, del hospital universitario La Paz, explicó que en el momento de elaborar el informe, un tercio de los enfermos con VHC estaban siendo tratados. Si continúan, como es previsible, el tratamiento y se curan, «la proporción de infección activa por VHC en estas personas en 2018 podría situarse en una cifra cercana al 2,5%». «Estaríamos hablando prácticamente de la erradicación del VHC en pacientes coinfectados con VIH», recalcó.

Un ratio de baja prevalencia que no se da en la población general, debido en gran medida a que muchos enfermos de hepatitis C, entre 50.000 y 60.000, no saben que padecen la enfermedad. Por ese motivo, los expertos reclamaron que se hagan programas de cribado en la población de entre 45 y 70 años, como hace Cantabria, para detectar la enfermedad.

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