No solo para veganos

Las bebidas de soja, mal llamadas ‘leche de soja’, han alcanzado gran popularidad en los últimos años. Si antes solo eran cosa de veganos y hippies, hoy pueden encontrarse en cualquier supermercado y en muchos bares. Entre las razones de este auge se encuentra la búsqueda de alimentos de origen no animal, el control en el consumo de grasas y la preocupación por la intolerancia a la lactosa.

Aunque nueva en la dieta occidental, es una bebida ancestral entre la población asiática. Se obtiene moliendo los granos de soja y mezclándolos con agua. Admite los mismos usos que la leche de vaca, desde el café cortado a la repostería, pero apta para dietas veganas. También para los consumidores preocupados por la huella de carbono generada por el ganado vacuno. El sabor original tiene un regusto a judía, algo chocante para el paladar occidental. En los últimos años se han desarrollado técnicas de procesamiento que suavizan o eliminan ese sabor a legumbre cruda. Otra forma de maquillar el sabor es incorporarle otros aromas, como vainilla, fresa, coco, avena o, azúcar, que en algunas variedades puede ser alta, reduciendo así sus opciones para una alimentación saludable.

Buena alternativa a la leche

Si te planteas pasarte de la leche de vaca a la bebida de soja, pero te preocupa no llegar al aporte mínimo de proteínas, cambia sin miedo. La bebida de soja aporta 3,2 gramos de proteína por cada 100 gramos. Una cantidad similar a la de la leche vaca, pero con la mitad de grasa y, encima, sin apenas grasas saturadas (0.2 gramos frente a los más de 2 g en la leche). Ahora bien, las proteínas de la leche de vaca contienen todos los amínoácidos esenciales, mientras que la soja tiene contenidos bajos de algunos, como la metionina. ¿Es un problema para quienes siguen una dieta vegana? En absoluto, siempre que incorporen otras fuentes de proteína vegetal para cubrir las necesidades diarias de proteína.

Su principal hándicap es su bajo contenido en calcio y vitamina D.

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