Boris Johnson derrocha simpatía, pero tiene un lado oscuro que en ocasiones le traiciona y revela su debilidad: lo único que le preocupa a Boris es Boris. Ha ocurrido este lunes, durante la visita electoral a una fábrica en Sunderland. El candidato conservador lleva semanas prometiendo el paraíso a todos los usuarios del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés). Miles de enfermeros y enfermeras más. Hasta cuarenta nuevos hospitales. Lo que no se imaginaba era que un periodista de la cadena ITV quisiera enseñarle la cruda realidad. La foto, capturada en su móvil, del pequeño Jack Williment-Barr, de cuatro años. Víctima de una neumonía, yacía en el suelo de un centro de urgencias en la localidad de Leeds, arropado en una improvisada cama con chaquetas y gabardinas, a la espera de una cama disponible.

—»¿Por qué no mira la foto? Mire la foto, por favor», insistía el periodista mientras Johnson proseguía con su perorata atropellada sobre las deficiencias del NHS y todas sus promesas de mejoras. En un momento dado —»Si no le importa, de lo que se trata ahora es de darle a usted una entrevista», se justifica—, el candidato conservador arrebata al reportero el móvil y se lo mete en el bolsillo de su abrigo sin mirarlo. Solo después de que le pregunte por qué ha hecho eso, Johnson se da cuenta del error. Saca el teléfono, mira apresuradamente un par de segundos la imagen e intenta pedir unas disculpas atropelladas. A la familia, por la situación del pequeño Jack. Al periodista, por haberle quitado el móvil. «Es una foto terrible. Terrible. Y pido perdón a la familia y a todos los que han tenido experiencias terribles en el NHS. Pero creo que, en general, los pacientes del NHS tienen experiencias mucho mejores que la que ha tenido este pobre niño», ha dicho.

«No le importa nadie», ha escrito enseguida su rival laborista, Jeremy Corbyn, en su cuenta de la red social Twitter. No es la primera vez que Johnson ofrece escasa empatía hacia muestras directas de dolor.

 » Más información en elpais.es