Llegar al corazón de alguien es más útil que apelar a la razón cuando se trata de convencerle de ciertas cosas. Cuando las ciencias sociales han estudiado este mecanismo se han encontrado con que a menudo la empatía es más útil que los datos. Una nueva investigación de la Universidad Brigham Young (Estados Unidos) viene a abundar en esta evidencia: exponer a las personas contrarias a la administración de vacunas al dolor y sufrimiento causado por las enfermedades que se pueden prevenir con ellas es más efectivo para cambiar su opinión que tratar de combatir sus argumentos con datos.

Mientras la comunidad internacional lucha por hacer llegar las vacunas a todos los rincones del mundo para salvar millones de vidas, en algunos países desarrollados surgen movimientos que las rechazan. Su resultado ha venido en forma de brotes de sarampión, tanto en Estados Unidos como en Europa. Los argumentos de los padres que deciden no inmunizar a sus hijos giran en torno a falsedades, como que las vacunas producen autismo.

«Las vacunas son víctimas de su propio éxito. Son tan eficaces que la mayoría de la gente no tiene experiencia con las enfermedades que se pueden prevenir con ellas. Necesitamos familiarizar a la gente con los peligros de esas dolencias», explica uno de los responsables de este trabajo, Brian Poole, profesor asociado de Microbiología y Biología Molecular de la universidad.

Los investigadores diseñaron una intervención para estudiantes universitarios en Provo (Utah), una ciudad que ocupa el sexto lugar del país en cuanto a niños que acuden a la guardería y que no están vacunados, con la esperanza de mejorar las tasas de inmunización y su aceptación entre los futuros padres. El experimento se llevó a cabo con 574 estudiantes: 491 estaban a favor de las vacunas y 83 en contra, según una encuesta previa al estudio.

El experimento se llevó a cabo con 574 estudiantes: 491 a favor de las vacunas y 83 en contra. Al final, muchos de estos cambiaron de parecer

Para la investigación,

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