Si la historia de Santiago te ha hecho pensar y tú también quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo
Cuando Santiago Caamaño (A Coruña, 1993) mira las fotos de adolescencia de sus amigos, sabe muy bien por qué él nunca aparece. No estaba jugando al fútbol, ni paseando por la playa, ni en las cenas, ni en las fiestas, ni en los viajes… Mientras el resto vivía, Santiago solo apostaba.
Apostar y ganar. Adrenalina. Apostar y perder. Adrenalina. Perder. Adrenalina. Perder. La vida de Santiago entre los 14 y los 22 años estuvo guiada únicamente por el ritmo que marcaban el juego y las apuestas. Hoy, con 26 años, es Ludópata Rehabilitado, su seudónimo en Internet, con el que quiere dar la cara sobre un problema del que se sale –lleva casi tres años sin jugar– y con el que ayuda a muchos jóvenes que empiezan a tontear con las apuestas a entender que pueden llegar a convertirse en una adicción y que, en tal caso, la única vía de salida es pedir ayuda.
El bombardeo de las apuestas deportivas
La «nueva droga del juego», como la tildan cada vez más titulares, se expande a un ritmo frenético y se está encargando de enganchar cada vez a más jóvenes. En España, en cinco años ha aumentado un 369% el número de jugadores activos que apuestan en juegos de azar en línea. Según un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya, un 20% de los menores de edad apuesta o ha apostado en Internet y según otro estudio más reciente de la Universitat de València, más de la mitad de los menores de nuestro país han apostado dinero alguna vez en su vida.
Este último porcentaje es el que se encuentra Santiago en las aulas: “Cuando voy a los institutos a dar charlas, siempre hago la misma pregunta: ¿Cuántos de vosotros conocéis a alguien de vuestra edad que alguna vez haya jugado o que juegue normalmente?